miércoles, 9 de enero de 2013

Los Niños y el Paso del Rey



          el delironauta es llevado a punta de risas por el niño León
                  
No tendré niños. Hace unos años, cuando estaba en prisión, pude ver un espectáculo, que desde afuera, nunca imaginaría antes. 

Un buen día aparecía una nueva visita en el penal, fruto de las artes inimaginables que hoy cumplen las radio FM en su versión celestina: algún preso se había comunicado allí, dejado un mensaje y una chica hubo de responder. Así se inició uno de tantos romances que ví en mi penitenciaría amiga. Meses después la visita vino con panza, unos meses mas y el bebé vino a conocer a su padre. Triste, humano y cruel. Al no haber certezas en mi causa y luego de 14 años de hijaputeces jurídicas, mejor abstenerse: no tendré hijos, ninguna descendencia propia me verá amarrado al palo enjabonado en que todos hemos transformado la justicia. Para absurdos felizmente tenemos a Dalí, para abstractos gozamos de los beneficios de la burbuja financiera bajo cualquier bandera. 

Sin embargo y ante cada amargura, el oniriciclo me regala su alter ego indócil, felicidad tripartita, las opciones del feliz y entreverado vivir que Cortázar nos regalaba a cada trazo.

En la masa crítica BsAs de enero viví la bella experiencia. Llevé a León, el hijo de Soledad, por segunda vez. 3 años atrás lo había llevado en Fran (el primer oniriciclo), esto  me lo recordó Sole. Ahora, montado en Monte Da Vinci -ese camión oniriciclo- volví a llevar a León (de 5 años) por gran parte de Buenos Aires. Mientras lo llevaba Soledad fue a nuestro lado, preguntándose tal vez, el destino de su niño en manos de un ex preso montado en una bicicleta de locos. Luego de unos kilómetros recordé preguntarle a León:
-como vas?-
León levantó el pulgar desde allí, se había acomodado el almohadón sobre su espalda y casi se diría que el tipo iba
 dormitando, ajeno a la masa, las bocinas, los buses y las señoras
paquetas escandalizadas de la región norte citadina. A su vez los integrantes de la masa:-mirá! Lleva un nene abajo- (abajo es el espacio de carga de 40x80 cm que posee el oniriciclo). 

                                                              El León desciende

El asunto es que León iba como si toda la vida hubiese andado en Oni y le gritó a la mamá cuando ya habíamos pegado la vuelta por el cementerio  de la Chacarita y nos encaminábamos a Agronomía : a la bici no vuelvo mas!...fue entonces cuando perdimos por un rato a Sole y su compañero, la masa se estiraba y erámos menos, aparecían esos claros para acelerar, curvas y contracurvas, calles desconocidas para muchos ciclistas acostumbrados a las seguridades de los barrios con ciclovías y venidos a Moda Crítica a sacarse la fotito y decir: yo estuve en la masa. Ya sobre avenida San Martín Sole me dijo no saber porque, pero que confiaba en mí al llevar a su hijo en Oni, me acuerdo Sole que te dije que hacías bien, con una seguridad inusitada pero conciente. Tu hijo sabía dejarse llevar y el también confió: Gracias León!.
Luego bajamos raudos el puente de la San Martín con pirueta incluida y seguimos hasta Diaz Velez, cruzamos a Corrientes y seguimos hasta el final de la masa. Cuando León bajó me dio un beso, y antes de irse, otro mas. Luego los Ferraras volvieron a Paso del Rey esperando subirse al ultimo tren de la noche .

               La chica perdida en los caminos del Rey del refrigerador

Paso del Rey.
 
El día anterior de MC, sábado 5, llegaba a Paso del Rey con la maquina de escribir que mi marido Lucas me había regalado; luego de un autostop brindado por un policía de antinarcóticos bajé en el partido de Moreno a unos 4 kilómetros de la estación de Tren. Como venía en viaje junto a Hoy (el delironauta que me acompaña en las fotos siguientes) tenía que arrimarme al expreso pues nadie mas nos llevaría en cuanto a los servicios públicos. Nos acercamos a una traffic aparcada para preguntarle al conductor a cuanto tiempo de caminata nos quedaba la estación ferroviaria: - un buen rato- me dijo, mientras su perra Tita se saludaba con Hoy. Le agradecí y seguimos caminando; 50 metros luego, la bocina de la traffic blanca sonaba haciéndonos señas de subir por detrás. Allí conocí un poco mas a Antonio y su mujer, Silvia, quienes junto a Tita volvían a su casa luego de la compra sabatina.
-Sino tenés problemas podés sentarte en la silla de ruedas- me dijo Antonio, mostrándome el único asiento existente fuera de las dos butacas delanteras que ellos ocupaban. Los años junto a mi abuela y su negativa a la caminata post operación de cadera no me lo hicieron muy difícil. Mientas Antonio me daba uno de los panfletos que tengo en mi mano (Tony Service: arreglamos heladeras familiares, comerciales, cámaras frigoríficas, secarropas, aires acondicionados, Split ventanas familiares y  centrales) noté el autoadhesivo en su ventana: una silla de ruedas indicativa de un conductor con cierta discapacidad. Antonio, el que hace todos esos arreglos, carece de piernas desde los cuádriceps hacia abajo, su volante en la traffic es un manubrio de moto por el adaptado, sus huevos no vienen de ninguna fábrica sino de su determinación por la vida, sus sorpresas y vaivenes, esa lógica que se vuelve clara ante el punto límite. Antes estos hombres, todo el balance que uno haga sobre su propia vida siempre da superávit. Que diría Antonio si pudiese pedalear 50 kilómetros cada primer domingo del mes?, estoy seguro que pediría mas rutas!

                                                      León con Ma

Mientras Hoy y Tita jugaban en la camioneta, fuimos llegando a la estación del Tren, con el tiempo justo para despedirnos, corrimos hasta el expreso que iba a Buenos Aires, y de tan apurado, dejé la querida portátil recién obsequiada en la camioneta de Antonio.

3 días después y luego de otros caminos por Moreno, escribo esta crónica de audaces, en donde León y Antonio, desde edades diferentes compartieron con este Delironauta el bello obsequio del desafío: Gracias Antonio por su activismo de piernas con alma, del hacer constantes, ese no te quedés que nos taladra a los que pasamos por la mala racha y nos obliga a mantenernos en pie, pues quien sabe?, la buena vendrá en algún momento y subirse es un deber hermoso al cual los buenos augurios nos levantan en andas.

                  Hoy Miller presentó a Carlitos en su primer masa crítica                      

Pura Vida León! Pues sin dudarlo subiste al Oniriciclo, sediento de un andar desconocido y recordándome que ser niño es bailar sobre el propio corazón, sin escalas cognitivas ni  prejuicios adultos de ocasión.

                            Carlitos es llevado por su esclava bretona

 Pd: Por último debo sumar a Carlitos, ese enfant-terrible, hermano de Wilson, que despuntó el vicio y se sumó a su primer masa crítica. Allí nos amenazó con su regalo de las fiestas, el ladrillo vengador!. En breve, Carlitos empieza su gira por la costa!


 El piloto, concentrado, observa el camino, mientras el Delirante que va arriba, recibe instrucciones.

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