jueves, 18 de agosto de 2011

Agosto


Un dìa mas en el viaje nàutico. Amigos que se desconocen se encuentran para compartir un dia en la ruta.
Nos encontramos con Guillermo, que vive entre la ciudad y el campo, que pasa las horas a caballo y sin humanos, para perderse con la pampa al frente.
"Soy Mayordomo, controlo los animales, me encargo de los arreglos de la casa, cuidar que las costuras de todas las cosas revelen bonanza", se encuentra cada noche sin lo vital: señal para el móvil, sin Directivi. y entonces no le queda otra que ver la pantalla eterna, el cielo. como los filósofos de Grecia antigua o como un pibe cualquiera en Burzaco. Este hombre quema las ideas en sueños tropicales anhelando buscar cada mañana la ola perfecta y el sol compañero, viviendo en Santa Teresa, en la punta de una península hermosa que flota dentro de un paisito. Por ahora habita la fría pampa que da dinero caliente, y tal vez en el 2012, gozar de los vicios, también llamados Viajes.
Un dialogo de 2 presentes presentados por el dedo no hace mucho.


La banquina nos encuentra con Julián, camionero bonaerense, que preciso como freno a disco, para por nosotros, que junto con Miller nos estamos remontando de tanto viento, tanta vida anhelante. Soltero de orugas y relaciones mohosas, cuentapropista, y apartado del sindicato se da el gusto de no repetir la misma ruta cada semana en cada mes en cada vida, sale con algunas ropas extras y a vagar facturando contante y sonante. Gana la mitad de dinero que los camioneros agremiados. a cambio, estos no ganan aire, días y cambios, sin prisa y sin pausa, camión propio y destino impredecible.
Y si se cansa vende el camión y listo... de tan bello el cuento. El país muta o no, pero en su pueblo pampeano los dramas parecen llegar tarde cuando todos crecen como comunitarios y humanos hermanados, no mas que una ciudad bien administrada sin retornos para el jefe ni coimetas en los bolsillos de los inspectores. Julián es gaucho sin boina, nos ofrece pan y agua. Que puedes ofrecerle a otro hombre con el hambre en la cara y el frío en los pies?, poco de cereales y harina y el elixir sin color. Julián nos invita a presentar el proyecto Oniriciclos en su ciudad, no es rey ni lacayo, pero sabe que su tierra está abierta al que se mueve y acaso, solo tiene dos palabras a decir o ninguna. " Aflora la gente por las tardes ahora que se van los últimos fríos".

Fue una camioneta utilitaria la que nos llevó el último tramo del viaje del día, Damián, 40 años, vendedor de autopartes y gozoso de soledad, nos trae hasta la Capital, luego de los pasos andados en los ùltimos 20 años.
Hablar y encontrar en el otro las aristas de aquello pensado e ido.

1 dia despuès circulando en la ciudad, escuchamos estas nuevas versiones, o el refrito del enano fascista que muchos argentinos llevan dentro:
Bicicletas altas y la comunidad, nos dijeron (gritaron por ahi):

"Que haces ahi arriba? bajateee!". Dicho por un tipo que colocaba un aire acondicionado con neuronas afectados por su empleador autòmata

"Idolo", 6 segundos despuès el mismo tipo grita: "pelotudo" (invariable cobardìa criolla)

"viste, viste! casi se mata" de un motociclista a otro luego de una brusca maniobra del Oniriciclo a causa de una mala maniobra de los susodichos.


Viajar en Oniriciclo es un aliento, pueden recojerse los frutos, desmalezar lo perdido.
Al respecto, bien podrìa contarnos Eduardo Galeano lo siguiente:

Divorcios

Un sistema de desvínculos: para que los callados no se hagan preguntones, para que los opinados no se vuelvan opinadores. Para que no se junten los solos, ni junte el alma sus pedazos.

El sistema divorcia la emoción y el pensamiento como divorcia el sexo y el amor, la vida íntima y la vida pública, el pasado y el presene. Si el pasado no tiene nada que decir al presente, la historia puede quedarse dormida, sin molestar, en el ropero donde el sistema guarda sus viejos disfraces.

El sistema nos vacía la memoria, o nos llena la memoria de basura, y así nos enseña a repetir la historia en lugar de hacerla. Las tragedias se repiten como farsas, anunciaba la célebre profecía. Pero entre nosotros, es peor: las tragedias se repiten como tragedias.

"El libro de los abrazos"


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